En el post de hoy quiero hablaros del último viaje que he hecho. Como ya os anticipo ha sido un viaje a Copenhague en Dinamarca.
El viaje empezó el 27 de enero (miércoles) hasta el 30 de enero (sábado) por la noche. Ha sido una mini-escapada pero suficiente para verlo todo y poder disfrutar de esta ciudad y de su viento helador.
Antes que nada quería deciros que encontrar este vuelo fue un chollazo total: 32 euros ida y vuelta, con la compañía Ryanair. Siempre encuentro chollazos de vuelos y la gente me pregunta que cómo lo hago. Sinceramente tengo mucha curiosidad en saber el motivo de semejantes diferencias en el precio de los vuelos de un día para otro, pero no lo sé, así que si alguien lo sabe, que me lo diga.
Un truco que sí utilizo es un buscador de vuelos que se llama Skyscanner, al que dedicaré otro POST que incluirá además trucos y otras páginas y buscadores donde reservo mis viajes.
Otro consejo es cambiar el dinero antes de viajar, ya que en Dinamarca utilizan las coronas danesas (DKK) en lugar del euro. Yo siempre cambio las divisas en el Banco Santander, donde tengo una cuenta joven. Este banco no cobra comisión a los que tenemos cuenta joven por cambiar el dinero, pero sí es cierto que no te da todo el valor por tu dinero, pero vamos, como en el resto de bancos.
Dinamarca es el país más caro de la Unión Europea y con razón.... su moneda es muy fuerte y el IVA en casi todo es del 25% por lo que va a ser difícil poder comprar muchas cosas allí si vas con un presupuesto ajustado.
Día 1 Miércoles
Llegamos al aeropuerto de Copenhague a las 20.00 más o menos y lo primero que hicimos fue comprar los billetes de tren hasta la estación central, donde teníamos el hotel. El precio del billete fue de 36 DKK, unos 5 euros. Algo bastante caro para lo que estamos acostumbrados pero en fin, aun así era la opción más asequible.
El hotel en el que nos alojamos fue el Annex-Absalon. Es un hotel céntrico al lado de la estación central de Copenhague y muy cerca del parque de atracciones de TIVOLI y de la plaza central de la ciudad.
Es un hotel juvenil con decoración muy sencilla de estilo nórdico. Escogimos esta opción ya que tiene baño compartido, pero tenía muy buenas opiniones acerca de la limpieza. El precio se reduce muchísimo si se escoge la opción del baño compartido. En nuestro caso había 4 aseos para toda la planta (unas 20 habitaciones) y dos duchas, pero de verdad que todo estaba impecable y en ningún momento encontramos los servicios ocupados.
La habitación está muy bien. Tiene un lavabo pequeñito y una tele Smart TV enorme con canales en inglés, danés y alemán. Los nórdicos de la cama son puro amor.
Cuando llegamos al hotel dejamos el las cosas y fuimos a dar una vuelta para conocer un poco los alrededores (la vuelta acabó siendo de dos kilómetros) y todo estaba ya muy apagado porque eran sobre las 22:00 y casi todo cierra a las 18:00 de la tarde. Los restaurantes están abiertos hasta las doce de la noche más o menos, pero los días terminan bastante antes que aquí, lo que es normal porque se levantan a las 6:00 am.
Día 2 Jueves
Nos levantamos como a las 9:00 de la mañana. Tardísimo comparado con el ritmo de vida de la ciudad. Nos pusimos todas las capas de abrigo encima y salimos a la calle. No paramos a desayunar ya que como sabíamos que todo iba a ser carísimo, llevamos barritas energéticas y dulces para poder ahorrar un poco, por lo que cogimos un café baratito para llevar.
Tampoco cogimos la opción del transporte público o la típica tarjeta de turista porque la ciudad no es muy grande y como mejor se disfruta es caminando.
Primero fuimos a la plaza del ayuntamiento (Radhuspladsen) donde se encuentra un ayuntamiento impresionante. Esta plaza es el inicio de la calle más comercial y turística de la ciudad. En el lateral derecho del ayuntamiento se encuentra la estatua de Hans Christian Andersen, el escritor más popular de Dinamarca. Enfrente se encuentra el parque de atracciones Tivoli. Una pena no poder entrar puesto que permanece cerrado de enero a abril.
Paseamos un poco por la calle Stroget. La calle peatonal más larga de Europa. Allí hay todo tipo de tiendas, de lujo, las típicas tiendas de souvenirs, algo caras por cierto y otras tiendas con marcas típicas de los países nórdicos. También allí se encuentra el museo del World Guiness Record. En la entrada hay una representación del hombre más alto del mundo. Según dicen, no merece mucho la pena la entrada a este museo ya que se visita en 15 minutos y cuesta 100 DKK, unos 13 euros.
De vez en cuando nos salíamos de la calle Stroget para ver otras callecitas más pequeñas y con edificios curiosos. En este barrio hay muchas cafeterías y bares con terrazas y mantitas y tiendas de segunda mano.
Como veis, las bicicletas inundan esta ciudad. Copenhague fue declarada Capital Verde Euopea en 2014 y no es para menos. Todo el mundo se mueve en bici y en mil tipos de bicis o carros tirados por bicis. Una gran ventaja es la seguridad, ya que casi todo el mundo deja la bici sin atar a ninguna parte, únicamente ponen un freno en la rueda para que nadie pueda montar en ella, pero nada más.
La seguridad es una de las cosas que más me ha gustado de esta ciudad, siempre he llevado la mochila a la espalda y no he tenido la sensación de que quisieran robarme o que se acercaban sospechosamente.
Al final llegamos a Nyhavn. El sitio más fotografiado de Copenhague junto con la sirenita. Es el canal en el que están las casas de colores. En una de ellas vivió Hans Christian Andersen. Estas casas están cerca del puerto y según dicen, antiguamente eran casas de prostitutas y burdeles que frecuentaban los marineros antes de irse a alta mar durante meses.
Este día hacía un viento helador pero al sol se estaba perfecto así que seguimos andando por el puerto y llegamos hasta la librería Black Diamond. Un edificio moderno y una referencia para los arquitectos.
Este edificio se encuentra enfrente de la opera de Copenhague, otro edificio de estilo moderno. Estos dos edificios están separados por un canal por el que se hacen rutas turísticas en barco. Salen desde el principio de la calle Nyhavn y llegan hasta la estatua de la sirenita. Su precio ronda los 10 euros.
Caminando un poco más llegamos hasta Amalienborg. En este lugar vive la familia real danesa. Es una plaza muy amplia donde se encuentran varios edificios, entre ellos el palacio principal:
En esta plaza se encuentra la guardia real, bastante parecida a la que hay en Londres. Son unos soldados muy simpáticos que caminan de un lado para otro. En Dinamarca, el país donde nació LEGO es difícil no encontrar una representación de la guardia real en figuras de LEGO. Esta se encuentra en el escaparate de la tienda LEGO en la calle Stroget.
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También enfrente de Amalienborg, caminando por la calle Frederiksgade se encuentra Marmorkirke, una catedral con una enorme cúpula azul. Esta catedral está inspirada en la catedral de San Pedro en Roma. Su nombre proviene de la palabra "Mármol" ya que durante su construcción se propuso que fuera construida en mármol traído de Suecia, pero el proyecto era muy costoso y finalmente se abandonó la idea.
Como hacía mucho frío, decidimos meternos en el museo de medicina. Con el carnet de estudiante internacional, sólo nos costó 30 DKK cada entrada, unos 4 euros.
La visita dura unos 45 minutos y cada hora un guía te explica el museo en inglés.
En esta ocasión había una exposición sobre el cerebro y enfermedades sobre el cerebro. Aprendí cosas muy interesantes y creo que merece la pena. Por otro lado, no es un museo muy adecuado para visitar con niños o personas sensibles ya que tiene una gran colección de bebes y fetos conservados en formol con todo tipo de deformidades propias de años atrás, cuando la medicina no había evolucionado tanto.
Puede parecer un lugar un tanto macabro pero es muy interesante para personas que estudian medicina, ya que se exponen partes del cuerpo con enfermedades que hoy en día sería difícil encontrar. Además hay otras salas con instrumental antiguo y la representación de un auditorio antiguo donde se realizaban las autopsias en directo y todos los alumnos podían observar desde arriba para aprender.
En la entrada del museo se encuentra un vestido realizado con pastillas. En la descripción pone que es una representación de todas las pastillas que tomó una mujer en Inglaterra con síndrome metabólico, una enfermedad relacionada con la obesidad y que desencadena otras enfermedades.
Muy cerca está la fuente de la diosa Gefión. Cuenta la leyenda que el rey de Suecia prometió darle a la diosa Gefión todo el terreno que pudiera arar en una noche. Por eso convirtió a sus cuatro hijos en bueyes, para poder arar más terreno. Al día siguiente, todo el terreno arado se arrojó al mar y nació la isla de Selandia, donde se encuentra hoy en día Copenhague.
Por fin, un poco más allá se encuentra la estatua de la sirenita, sentada en una piedra mirando al mar. Según dicen la estatua siempre decepciona, pero yo me la esperaba tal y como es. Lo que no se entiende es la fama que tiene, es casi imposible sacarse una foto sin gente por el medio, pero al final, lo conseguí.
Esta estatua está inspirada en el cuento de la sirenita de Hans Christian Andersen, lo que yo no sabía es que al final del cuento, la sirenita muere!!!!! Menos mal que Disney se encargó de suavizarnos la historia.
Al final paseamos por Kastellet (o ciudadela). Por lo visto, es un conjunto de casas donde viven soldados y sus familias. Está rodeado por unos canales que forman una estrella y en su interior hay un montón de casitas rojas muy originales.
Los canales estaban empezando a congelarse... y eso que todavía no hacía mucho frío.
Caminando llegamos a un barrio muy curioso, todo de casas amarillas iguales... eran casas antiguas que parecían abandonadas, pero cuando nos asomábamos a las ventanas siempre nos asustaba alguien.
Al final paseamos por Kastellet (o ciudadela). Por lo visto, es un conjunto de casas donde viven soldados y sus familias. Está rodeado por unos canales que forman una estrella y en su interior hay un montón de casitas rojas muy originales.
Los canales estaban empezando a congelarse... y eso que todavía no hacía mucho frío.
Caminando llegamos a un barrio muy curioso, todo de casas amarillas iguales... eran casas antiguas que parecían abandonadas, pero cuando nos asomábamos a las ventanas siempre nos asustaba alguien.
Sin querer, llegamos a los jardines del rey y desde allí se podía ver el castillo de Rosenborg, no entramos dentro pero por fuera era impresionante.
Por fin íbamos acercándonos al barrio donde estábamos alojados porque llevábamos todo el día fuera y estábamos agotados. En realidad sólo eran las 16.30 de la tarde pero el tiempo aquí pasa muy despacio, por suerte.
Finalmente fuimos acercándonos de nuevo a la calle Stroget y nos encontramos por casualidad con la torre redonda. Fue una pena no visitarla por dentro porque no es la típica torre con escaleras sino que se sube en forma de espiral con rampas hasta la parte de arriba.
Pasamos por la tienda de LEGO, que estaba apunto de cerrar, alas 18:00 de la tarde, pero pudimos ver cosas muy chulas hechas con piezas de LEGO
Por fin,fuimos a cenar y a dormir.
Fuimos caminando hasta la fábrica de cerveza Carlsberg. Parece que está muy lejos del centro pero se tarda 10 minutos caminando. La zona es un poco fea porque está todo en obras pero tenía mucha curiosidad por ver a los "elefantes nazis" que hay en la entrada de la antigua fábrica. La entrada vale cerca de 12 euros e incluye la cata de dos cervezas. Nosotros no entramos a verla porque no teníamos mucho ánimo ese día.
No os alarméis, no es que los fabricantes de Carlsberg fueran nazis. La esvástica es un símbolo indio que significa alegría y bienestar y anteriormente a la época nazi fue utilizada como símbolo de esta cerveza. A partir del año 1935 más o menos dejó de utilizarse.
Después de visitar esta zona y hacer unas fotos queríamos ir a visitar el barrio de Christianhavn, pero nos perdimos y fuimos a parar a otra parte, aunque nos vino bien porque vimos cosas muy chulas como esta, una pista de hielo en medio de la ciudad.
Después de toda la mañana caminando llegamos a Christianhavn. Nuestra intención era visitar la iglesia de San Salvador, que tiene una escalera exterior de caracol que sube hasta la punta de la torre pero estaba cerrada.
Por el camino encontramos el edificio de la antigua bolsa de Copenhague. Su torre está formada por cuatro dragones que entrelazan sus colas.
Finalmente visitamos el barrio de Christiania. Teníamos muchas ganas aunque nos daba un poco de miedo por las opiniones que habíamos visto. Es una especie de parque sin asfaltar. Este barrio es muy popular por ser un "estado" a parte de Dinamarca.
Es un poblado formado por personas que decidieron vivir de forma independiente en los años 70. A partir de entonces se quedó como un experimento social aprobado por el gobierno. Tienen sus propias normas y la policía no entra en esta zona. Es popular por la venta de drogas y dentro está prohibido hacer fotos.
Hay personas vendiendo y consumiendo drogas blandas a la vista de todos, cosa que no es legal, aunque la policía lo pasa por alto. Es un sitio muy curioso. Hay puestos que venden productos relacionados con la marihuana y otras cosas como papel de fumar, caramelos de cannabis, y demás cosas con la bandera de Jamaica. Más adentro hay unas casetas y bares donde la gente va a fumar.
Es una tentación no hacer fotos, pero está totalmente prohibido.
Yo no hice ninguna por si acaso, sólo a la entrada del barrio, donde se puede ver el estilo hippie y libre que vas a encontrar dentro.
No sólo se encuentra dentro a los típicos hippies, hay gente de todo tipo, turistas, chavales fumando y hombres en traje. Es un lugar muy variado.
Después de esto volvimos al hotel porque la lluvia empezó a caer muy fuerte y acabamos empapados. Me llamó muchísimo la atención que los habitantes de Copenhague seguían tan impecables montados en sus bicis a pesar de la lluvia.
Después de esto nos cambiamos de ropa y fuimos a comprar las últimas cosas del viaje y volvimos al hotel para dormir.
Bien, pues todo tiene su historia y una de las cosas que más me llamó la atención fue la cantidad de guantes que pierde la gente en esta ciudad. A mí me ha pasado más de una vez que al sacarlos del bolsillo uno se cae y no te das cuenta...
Me parece una propuesta de "arte callejero" muy interesante recoger todos esos guantes sin dueño y hacer un collage gigante o algo así o guardarlos en una caja y que al final del invierno todos los dueños de un guante perdido puedan ir a buscar a ese pobre guante que se ha quedado huérfano... qué os parece? Me encantaría proponérselo a algún artista danés, que tiene pinta de haber muchos... Aquí os dejo sólo una muestra de todos los que encontré.
Pobres guantes perdidos... si quieres adoptar a un guante abandonado ya sabes dónde va a estar esperándote...Hasta la próxima.
Pasamos por la tienda de LEGO, que estaba apunto de cerrar, alas 18:00 de la tarde, pero pudimos ver cosas muy chulas hechas con piezas de LEGO
Por fin,fuimos a cenar y a dormir.
Día 3 : Viernes
Este día empezó muy tarde, a las 11:00 más o menos y es que estábamos esperando a ver si dejaba de llover, pero nada.Fuimos caminando hasta la fábrica de cerveza Carlsberg. Parece que está muy lejos del centro pero se tarda 10 minutos caminando. La zona es un poco fea porque está todo en obras pero tenía mucha curiosidad por ver a los "elefantes nazis" que hay en la entrada de la antigua fábrica. La entrada vale cerca de 12 euros e incluye la cata de dos cervezas. Nosotros no entramos a verla porque no teníamos mucho ánimo ese día.
No os alarméis, no es que los fabricantes de Carlsberg fueran nazis. La esvástica es un símbolo indio que significa alegría y bienestar y anteriormente a la época nazi fue utilizada como símbolo de esta cerveza. A partir del año 1935 más o menos dejó de utilizarse.
Después de visitar esta zona y hacer unas fotos queríamos ir a visitar el barrio de Christianhavn, pero nos perdimos y fuimos a parar a otra parte, aunque nos vino bien porque vimos cosas muy chulas como esta, una pista de hielo en medio de la ciudad.
Después de toda la mañana caminando llegamos a Christianhavn. Nuestra intención era visitar la iglesia de San Salvador, que tiene una escalera exterior de caracol que sube hasta la punta de la torre pero estaba cerrada.
Por el camino encontramos el edificio de la antigua bolsa de Copenhague. Su torre está formada por cuatro dragones que entrelazan sus colas.
Finalmente visitamos el barrio de Christiania. Teníamos muchas ganas aunque nos daba un poco de miedo por las opiniones que habíamos visto. Es una especie de parque sin asfaltar. Este barrio es muy popular por ser un "estado" a parte de Dinamarca.
Es un poblado formado por personas que decidieron vivir de forma independiente en los años 70. A partir de entonces se quedó como un experimento social aprobado por el gobierno. Tienen sus propias normas y la policía no entra en esta zona. Es popular por la venta de drogas y dentro está prohibido hacer fotos.
Hay personas vendiendo y consumiendo drogas blandas a la vista de todos, cosa que no es legal, aunque la policía lo pasa por alto. Es un sitio muy curioso. Hay puestos que venden productos relacionados con la marihuana y otras cosas como papel de fumar, caramelos de cannabis, y demás cosas con la bandera de Jamaica. Más adentro hay unas casetas y bares donde la gente va a fumar.
Es una tentación no hacer fotos, pero está totalmente prohibido.
Yo no hice ninguna por si acaso, sólo a la entrada del barrio, donde se puede ver el estilo hippie y libre que vas a encontrar dentro.
No sólo se encuentra dentro a los típicos hippies, hay gente de todo tipo, turistas, chavales fumando y hombres en traje. Es un lugar muy variado.
Después de esto volvimos al hotel porque la lluvia empezó a caer muy fuerte y acabamos empapados. Me llamó muchísimo la atención que los habitantes de Copenhague seguían tan impecables montados en sus bicis a pesar de la lluvia.
Después de esto nos cambiamos de ropa y fuimos a comprar las últimas cosas del viaje y volvimos al hotel para dormir.
Día 4: Sábado
Este día decidimos ir a Malmo, una ciudad de Suecia conectada con Copenhague por un puente, pero esto lo contaré en un próximo Post.
¿Queréis saber por qué he llamado a Copenhague la ciudad de los guantes perdidos?
Bien, pues todo tiene su historia y una de las cosas que más me llamó la atención fue la cantidad de guantes que pierde la gente en esta ciudad. A mí me ha pasado más de una vez que al sacarlos del bolsillo uno se cae y no te das cuenta...
Me parece una propuesta de "arte callejero" muy interesante recoger todos esos guantes sin dueño y hacer un collage gigante o algo así o guardarlos en una caja y que al final del invierno todos los dueños de un guante perdido puedan ir a buscar a ese pobre guante que se ha quedado huérfano... qué os parece? Me encantaría proponérselo a algún artista danés, que tiene pinta de haber muchos... Aquí os dejo sólo una muestra de todos los que encontré.
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Pobres guantes perdidos... si quieres adoptar a un guante abandonado ya sabes dónde va a estar esperándote...Hasta la próxima.
un post genial. He viajado sin moverme de la silla, aunque intentaré hacer este viaje que tan bien compartes. Gracias!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Mariana, tenía esto un poco abandonado porque estoy adaptándome a vivir fuera de mi ciudad y creía que mi esfuerzo no servía de nada pero solo con saber que a alguien le sirve o le interesa me doy por satisfecha y espero que te hayas animado a visitar Copenhague. Un abrazo!!!
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